La Laguna de la Niña Encantada se halla en Malargüe, y para llegar se debe marchar desde Los Molles por un camino de ripio consolidado, o por el Puente de Elcha (es un puente peatonal) desde la ruta 222.
La Laguna es de una particular belleza, dado que se encuentra circundada por una acumulación de restos de lava proveniente de cráteres cercanos. Al producirse erupciones en la antigüedad, el material incandescente se derramó sobre el curso del arroyo que alimenta el espejo de agua, lo cubrió y ocultó su aporte, que hoy es subterráneo.
Cuenta una antigua leyenda que en estas tierras habitaba un pueblo de nativos pacíficos. Llevaban una vida apacible hasta que los pehuenches comenzaron a realizar visitas periódicas a sus tierras. El Pehuenche era un pueblo de indígenas bravos y aguerridos que rápidamente alteraron la acostumbrada tranquilidad. En busca de restaurar el orden perdido, y asegurar un porvenir sin choques de linajes, se convino un casamiento en beneficio de la paz. La hermosa hija del cacique pacífico, Elcha, sería tomada por el hijo del patriarca pehuenche. La solución encaminaba el futuro de ambos pueblos y la convivencia en esas tierras. Pero Elcha se encontraba enamorada de un joven de su tribu, y al no lograr dominar la pasión que los envolvía a ambos, escaparon juntos. Furiosamente perseguidos en la atropellada huída, comprendieron que sería imposible escapar con vida, y llegados a un punto alto sobre la laguna se arrojaron a las heladas aguas confundidos en un abrazo final. Los perseguidores alcanzaron a presenciar aquel salto e iracundos vociferaron amenazas, hasta que súbitamente los conjuros aullados por la hechicera de la tribu fueron contestados con un rayo celestial que la petrificó por siempre en la cima de la montaña.
Aún puede vérsela en su prisión de piedra, condenada a presenciar cómo en las noches de luna el reflejo del agua devuelve la imagen de Elcha, la niña encantada, que se reencuentra eternamente con su amado.
Fuente: www.turismo.mendoza.gov.ar